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Kintsugi, la sanación de las cicatrices del alma

En un taller de Regulación Emocional en Espacio Conciencia 8, hemos utilizado una técnica oriental llamada Kintsugi. Ha sido muy sorprenderte ver, cómo a través de la creación, la rotura y la reparación de un objeto de cerámica, se puede conectar con lo más profundo de tu alma.

¿En qué consiste esta técnica?

Kintsugi se basa en reconocer metafóricamente las «heridas» que se producen en los objetos como parte de su historia, como el recuerdo de algo sucedido en un momento concreto. En lugar de tapar las grietas, lo que se hace es resaltarlas y darles más valor, pintándolas con oro.

Forma parte de una filosofía que plantea que las roturas y reparaciones forman parte de la historia de un objeto, y que deben mostrarse en lugar de ocultarse, incorporarse y además hacerlo para embellecer el objeto, poniendo de manifiesto su transformación e historia.

Por eso, la palabra kintsugi se puede traducir como «fijación con oro».

Al igual que el artista, tenemos que ser capaces de ver belleza en aquello ordinario o quebrado dentro de nosotros mismos para convertirlo en arte. Tomando la técnica del Kintsugi, debemos lograr aportar brillo dorado “alquímico” a las heridas del alma al finalizar su cicatrización.

Cómo realizar el proceso

Éste es un proceso de Arteterapia, en el que se utilizan las artes plásticas como proceso de sanación.

 

Lo primero es decorar el objeto de cerámica, reflexionando después sobre cómo nos hemos sentido durante el proceso creativo.

A continuación, se produce la destrucción del objeto, desde una posición de desapego. En este momento podemos conectar con aquella experiencia del pasado que nos produjo una herida que nos impide vivir plenamente. Y así producir una liberación.

Después de la ruptura, viene la reparación del objeto dañado., desde el perdón y la compasión. Metafóricamente, este acto puede representar la sanación o reparación de nuestras heridas emocionales producidas por algún episodio sucedido en nuestra vida.

Ahora sólo quedan las cicatrices como recuerdo de ese episodio, que con la técnica del kintsugi, reforzaremos con oro. Le damos al objeto de este modo un mayor valor y belleza, al igual que a nuestras heridas del alma.

La leyenda del Kintsugi

Cuenta la leyenda que este arte comenzó en el siglo XIV, cuando uno de los gobernantes de facto del país, en el que el Emperador delegaba mandó a arreglar su taza de té favorita a China. El resultado le decepcionó, ya que mediante grapas metálicas, –como era el procedimiento habitual- observó que se había perdido la belleza de la pieza y que quedaba inservible, ya que el té se filtraba por las grietas presentes. Por ello encargó a los artesanos japoneses idear un método de restauración que no sólo volviera a hacerlo funcional, sino que lo revalorizara…

Si te interesa participar en un Taller de Arteterapia con la técnica del KINTSUGI, puedes informarte aquí:

 

yolanda

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